La Bioneuroemoción es el arte de acompañar a la persona a encontrar la emoción oculta, esencial (el resentir) asociada al síntoma que hay (la enfermedad) para descodificarla y así favorecer la curación mediante la liberación de la emoción que hay en el inconsciente y trascender dicha emoción transformándola. Enric Corbera

¿ PARA QUÉ MI BIOLOGÍA SE EXPRESA DE ESA MANERA?

Juana María Martínez Camacho

FORMACIÓN EN BIONEUROEMOCIÓN: acompañante en Bioneuroemoción.

Diplomada:

CP-1 Bases de Biodescodificación por la aeBNE (Asociación Española de Bioneuroemoción)

CP-2 PNL (Programación Neurolinguistica) e Hipnosis Ericksoniana aplicadas a la Biodescodificación (Bioneuroemoción).

CP-3 Formaciones Específicas en Biodescodificación (Bioneuroemoción)

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jueves, 19 de enero de 2023

El corazón no entiende de razones, el corazón siente.


El estado de salud no es precisamente un estado, sino un dinamismo, un movimiento de adaptación permanente a lo real. Tenemos necesidades fundamentales que son estables, que no cambian, y existe una realidad exterior que cambia continuamente. Por lo tanto, si no encontramos una solución consciente y voluntaria, la biología se encarga de encontrar una solución inconsciente e involuntaria. Christian Fléche

La enfermedad es una expresión del inconsciente biológico para dar solución a un problema de adaptación, real o metafórico, externo o interno; ante un conflicto psicoemocional o un desafío del medioambiente, la biología responde indistintamente. Cuando nuestra coherencia interna está desequilibrada, lo que busca nuestro inconsciente es recobrar el equilibrio.

Nuestro interior nos envía mensajes a través de síntomas psicofísicos, bien tomen la forma de una depresión, de una lesión muscular, o de una enfermedad. Nuestro inconsciente nos habla y, si no es escuchado, el síntoma va a seguir y a aumentar su intensidad hasta que le prestemos atención; por eso, cuando el síntoma es extremo podemos considerarlo como un “grito interior”.

Como vemos, todo esto refleja un movimiento del inconsciente por hacerse consciente; “el inconsciente quiere hacerse consciente”, y esto nos adentra en el nuevo paradigma: “la enfermedad viene a curarme”, la enfermedad me da la solución, la posibilidad de restaurar la coherencia, el equilibrio interior.


La emoción oculta

Cuando nos encontremos enfermos o desarmonizados, podemos reflexionar en qué no somos coherentes, aquí reside la clave de nuestra curación. Pero claro, a veces esta incoherencia no es tan evidente. En los procesos terapéuticos se descubre que, más allá de la incoherencia periférica o superficial, en algún lugar oculto existe una incoherencia profunda e inconsciente.

En realidad, una terapia profunda se dirige a encontrar las emociones ocultas que hay detrás de todo acontecimiento traumático o estresante que se pueda presentar a lo largo de nuestras vidas, y que nos puede llevar a crear pautas inconscientes que promuevan esta incoherencia.

Nuestro conflicto profundo es inconsciente, y el mayor estresor al que estamos expuestos es el conflicto entre consciente e inconsciente, entre la imagen y la sombra psicológica.

La emoción oculta tiene que ver con esa emoción que no pudimos gestionar en la infancia, o bien con esa emoción que “lesiona” la imagen que tenemos de nosotros mismos, la imagen que elaboramos para ser reconocidos y aceptados.

Por ejemplo, si me he identificado con una imagen pacífica y benévola de mí mismo, seguramente será muy difícil para mí aceptar emociones como la ira o el enfado. En este sentido, lo que suele suceder es que la mente tapa o evita esa emoción que considera “inaceptable”, aunque el corazón la sienta: “siento odio”, pero la mente no lo puede aceptar: “yo no odio”.

Entonces entramos en incoherencia. La evitación, la resistencia o la represión de cualquier emoción o pulsión interior, es el camino hacia la enfermedad, que es la solución adaptativa y la llamada de atención que el organismo nos ofrece para restablecer la coherencia.

El corazón no entiende de razones, el corazón siente.

En realidad, detrás de todo lo que nos sucede hay una historia de emociones mal gestionadas. Cuando sintamos desarmonía podemos conectar con nuestro corazón y preguntarnos: ¿de qué se trata, de qué me está hablando todo esto? Entonces nos silenciamos, y escuchamos… Sensaciones, sentimientos, emociones…

Sentir es el verbo para escuchar al corazón, sentir silenciosamente propicia la apertura de la inteligencia intuitiva, la inspiración, y la comprensión. El trabajo terapéutico está dirigido a buscar qué situación hemos vivido de manera conflictiva y está produciendo incoherencia en nuestra vida.

En realidad, el trabajo terapéutico tiene que ver con hacer consciente lo inconsciente. Al liberar la emoción oculta, los nudos, los impactos congelados, al tomar conciencia de las creencias y los programas implantados, cuando todo sale a la luz y es abrazado e integrado, entonces el conflicto se puede transformar, y entonces la persona se predispone a la coherencia. Pero claro, después de la toma de conciencia hay que pasar a la acción; no basta con saber, hay que ser y hay que hacer.

Es necesario reflejar esta nueva comprensión en nuestra vida cotidiana, plasmar esta nueva percepción en el mundo. Recordamos que el estado de coherencia aparece cuando la energía del corazón (lo que sentimos), la energía de la mente (lo que pensamos) y la energía de la voluntad (lo que hacemos) están alineados, y entonces es cuando el ocupante y todo el carruaje disfrutan profundamente del viaje.


En el mundo espiritual, el hombre ya no vive más gracias a los conflictos, porque vive en la inmediatez del presente. Christian Fléche

A. Consuegra

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