La Bioneuroemoción es el arte de acompañar a la persona a encontrar la emoción oculta, esencial (el resentir) asociada al síntoma que hay (la enfermedad) para descodificarla y así favorecer la curación mediante la liberación de la emoción que hay en el inconsciente y trascender dicha emoción transformándola. Enric Corbera

¿ PARA QUÉ MI BIOLOGÍA SE EXPRESA DE ESA MANERA?

Juana María Martínez Camacho

FORMACIÓN EN BIONEUROEMOCIÓN: acompañante en Bioneuroemoción.

Diplomada:

CP-1 Bases de Biodescodificación por la aeBNE (Asociación Española de Bioneuroemoción)

CP-2 PNL (Programación Neurolinguistica) e Hipnosis Ericksoniana aplicadas a la Biodescodificación (Bioneuroemoción).

CP-3 Formaciones Específicas en Biodescodificación (Bioneuroemoción)

tel. 653-936-074

www.centroelim.org

Av. Sudamérica 7 (junto a Plaza Los Libertadores)

Roquetas de Mar- Almería- España

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jueves, 19 de enero de 2023

El corazón no entiende de razones, el corazón siente.


El estado de salud no es precisamente un estado, sino un dinamismo, un movimiento de adaptación permanente a lo real. Tenemos necesidades fundamentales que son estables, que no cambian, y existe una realidad exterior que cambia continuamente. Por lo tanto, si no encontramos una solución consciente y voluntaria, la biología se encarga de encontrar una solución inconsciente e involuntaria. Christian Fléche

La enfermedad es una expresión del inconsciente biológico para dar solución a un problema de adaptación, real o metafórico, externo o interno; ante un conflicto psicoemocional o un desafío del medioambiente, la biología responde indistintamente. Cuando nuestra coherencia interna está desequilibrada, lo que busca nuestro inconsciente es recobrar el equilibrio.

Nuestro interior nos envía mensajes a través de síntomas psicofísicos, bien tomen la forma de una depresión, de una lesión muscular, o de una enfermedad. Nuestro inconsciente nos habla y, si no es escuchado, el síntoma va a seguir y a aumentar su intensidad hasta que le prestemos atención; por eso, cuando el síntoma es extremo podemos considerarlo como un “grito interior”.

Como vemos, todo esto refleja un movimiento del inconsciente por hacerse consciente; “el inconsciente quiere hacerse consciente”, y esto nos adentra en el nuevo paradigma: “la enfermedad viene a curarme”, la enfermedad me da la solución, la posibilidad de restaurar la coherencia, el equilibrio interior.


La emoción oculta

Cuando nos encontremos enfermos o desarmonizados, podemos reflexionar en qué no somos coherentes, aquí reside la clave de nuestra curación. Pero claro, a veces esta incoherencia no es tan evidente. En los procesos terapéuticos se descubre que, más allá de la incoherencia periférica o superficial, en algún lugar oculto existe una incoherencia profunda e inconsciente.

En realidad, una terapia profunda se dirige a encontrar las emociones ocultas que hay detrás de todo acontecimiento traumático o estresante que se pueda presentar a lo largo de nuestras vidas, y que nos puede llevar a crear pautas inconscientes que promuevan esta incoherencia.

Nuestro conflicto profundo es inconsciente, y el mayor estresor al que estamos expuestos es el conflicto entre consciente e inconsciente, entre la imagen y la sombra psicológica.

La emoción oculta tiene que ver con esa emoción que no pudimos gestionar en la infancia, o bien con esa emoción que “lesiona” la imagen que tenemos de nosotros mismos, la imagen que elaboramos para ser reconocidos y aceptados.

Por ejemplo, si me he identificado con una imagen pacífica y benévola de mí mismo, seguramente será muy difícil para mí aceptar emociones como la ira o el enfado. En este sentido, lo que suele suceder es que la mente tapa o evita esa emoción que considera “inaceptable”, aunque el corazón la sienta: “siento odio”, pero la mente no lo puede aceptar: “yo no odio”.

Entonces entramos en incoherencia. La evitación, la resistencia o la represión de cualquier emoción o pulsión interior, es el camino hacia la enfermedad, que es la solución adaptativa y la llamada de atención que el organismo nos ofrece para restablecer la coherencia.

El corazón no entiende de razones, el corazón siente.

En realidad, detrás de todo lo que nos sucede hay una historia de emociones mal gestionadas. Cuando sintamos desarmonía podemos conectar con nuestro corazón y preguntarnos: ¿de qué se trata, de qué me está hablando todo esto? Entonces nos silenciamos, y escuchamos… Sensaciones, sentimientos, emociones…

Sentir es el verbo para escuchar al corazón, sentir silenciosamente propicia la apertura de la inteligencia intuitiva, la inspiración, y la comprensión. El trabajo terapéutico está dirigido a buscar qué situación hemos vivido de manera conflictiva y está produciendo incoherencia en nuestra vida.

En realidad, el trabajo terapéutico tiene que ver con hacer consciente lo inconsciente. Al liberar la emoción oculta, los nudos, los impactos congelados, al tomar conciencia de las creencias y los programas implantados, cuando todo sale a la luz y es abrazado e integrado, entonces el conflicto se puede transformar, y entonces la persona se predispone a la coherencia. Pero claro, después de la toma de conciencia hay que pasar a la acción; no basta con saber, hay que ser y hay que hacer.

Es necesario reflejar esta nueva comprensión en nuestra vida cotidiana, plasmar esta nueva percepción en el mundo. Recordamos que el estado de coherencia aparece cuando la energía del corazón (lo que sentimos), la energía de la mente (lo que pensamos) y la energía de la voluntad (lo que hacemos) están alineados, y entonces es cuando el ocupante y todo el carruaje disfrutan profundamente del viaje.


En el mundo espiritual, el hombre ya no vive más gracias a los conflictos, porque vive en la inmediatez del presente. Christian Fléche

A. Consuegra

domingo, 1 de enero de 2023

Nuestra mente creadora (E. Corberá)

 

Nuestra mente, que nunca deja de crear a través de los pensamientos y sentimientos, se expresa en este campo cuántico y nos hace vivir una realidad, aunque no somos conscientes de que la estamos creando nosotros.

A esto se le llama vivir en un sueño. Nadie puede despertar de un sueño si cree que no está soñando. Nadie puede cambiar su vida si piensa que esta es fruto de la casualidad o de factores externos.

De alguna forma, hemos olvidado nuestro origen, nuestra fuente, de dónde procede este poder que es el que nos permite crear una realidad acorde con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.

Nuestro mundo es la materialización producida por muchas personas que creen que estamos separados de todo lo que nos rodea, un mundo newtoniano, materialista, un mundo fruto del azar, de las fuerzas de la naturaleza, como si esta no tuviera dirección.

Parecemos ciegos a la evidencia de que todo lo que nos rodea es un plenum de inteligencia, de cooperación, de adaptación a las condiciones externas.

Debe haber alguna conexión entre el mundo material y este mundo invisible que lo sustenta todo y que lo proporciona todo, de la misma manera que debe haber una conexión entre el cuerpo terrenal, la mente y el espíritu que los alimenta.

La mente está dividida, es dual, pero no deja de crear nuestro mundo continuamente a través de estos programas guardados en el inconsciente. Precisamente por todo ello, la información debe guardarse, y se grabará en la parte más recóndita de la mente, a la que llamamos mente inconsciente.

Esta información se guarda y se expresa en los acontecimientos diarios hasta que tomemos conciencia, algún día, de quiénes somos realmente y del poder que tenemos.

Esta toma de conciencia nos hace despertar del sueño, nos permite transformar el impacto que produce un acontecimiento, siempre que nos mantengamos lo suficientemente alerta para guiar nuestras emociones en el momento crítico.


Todos los sufrimientos y dolores de nuestros ancestros se guardan en una memoria colectiva, que podemos llamar inconsciente colectivo.

El objetivo (irracional) es mantenernos alejados de posibles problemas o evitar sufrimientos experimentados por algún antepasado. Por ejemplo, la infertilidad de ciertas mujeres se explica cuando se descubre que en sus árboles hay mujeres que vivieron la maternidad en medio de la violencia, que vivieron con parejas a las que no amaban u odiaban y transmitieron al fruto de esa relación el estigma de este desamor.

En los descendientes, esto se expresa en conductas adictivas, violentas, enfermedades o, simplemente, en dificultades para hallar pareja o para tener hijos.

Esto es vivir en un sueño: no ser consciente de por qué o para qué te ocurren las cosas, de cómo es posible que te enamores de tal persona, o que ciertas historias se repitan continuamente por mucho que intentes evitarlo de forma racional.

Estos programas gobiernan tu vida y eres como una marioneta en sus manos.

Para poner fin a esta situación, es imprescindible despertar de este sueño, superar la inmadurez emocional para ser un adulto. Ser consciente de que eres el hacedor de tu vida, que debes cambiar de conducta a través de actos conscientes, mantener la mente alerta a todo lo que te rodea, sentir en tu cuerpo los síntomas como un mensaje del inconsciente.

Así recuperarás una cierta coherencia emocional, y esta se expresará en tu vida en acontecimientos llenos de congruencia, proporcionándote un sentimiento de paz. Ya no eres víctima, ya sabes que puedes alterar ciertos acontecimientos, y, si no es posible cambiarlos, los puedes vivir de otra manera.

Así empiezas a recuperar esa libertad tan anhelada. Estás despertando, tus sueños ya son lúcidos, puedes vivir tu realidad.

El estudio del árbol genealógico es un camino para ello.

El árbol genealógico ilumina el camino que estábamos siguiendo inconscientemente y nos hace ver que no somos víctimas de unas circunstancias inamovibles o de algún extraño destino.

Al tomar conciencia, podemos cambiar nuestra percepción. El primer paso consiste en cambiar nuestros pensamientos sobre los diversos acontecimientos. Por fin puedo hacer algo por cambiar mi vida.

Tenemos libre albedrío, aunque sea muy estrecho y limitado, y esto nos permite cuestionarnos a nosotros mismos y nos conduce a pensar que quizá sí sea posible cambiar algo. Si este algo es pequeño, no importa: con el tiempo, gracias a las nuevas circunstancias que atraeremos a nuestras vidas, en nuestra navegación en este mar de conciencia, el puerto de destino estará muy lejos del puerto inicial.

La mente cuántica nos permite disponer de un pensamiento abierto a una infinidad de posibilidades, pensamiento que nos devuelve el protagonismo en nuestras vidas y se lo quita a los acontecimientos externos. 
Es un pensamiento que comprende que todo lo que nos rodea habla de nosotros, que, de alguna forma, lo hemos atraído a nuestras vidas, y que debemos interpretarlo teniendo en cuenta siempre nuestras propias proyecciones, sabiendo que estas proceden del inconsciente y que este solamente desea lograr la toma de conciencia para hacer los cambios pertinentes. 
Esta es la alternativa a seguir soñando con que no podemos influir en nada de lo que nos sucede, sino solo quejarnos y sentirnos desgraciados o afortunados.