La Bioneuroemoción es el arte de acompañar a la persona a encontrar la emoción oculta, esencial (el resentir) asociada al síntoma que hay (la enfermedad) para descodificarla y así favorecer la curación mediante la liberación de la emoción que hay en el inconsciente y trascender dicha emoción transformándola. Enric Corbera

¿ PARA QUÉ MI BIOLOGÍA SE EXPRESA DE ESA MANERA?

Juana María Martínez Camacho

FORMACIÓN EN BIONEUROEMOCIÓN: acompañante en Bioneuroemoción.

Diplomada:

CP-1 Bases de Biodescodificación por la aeBNE (Asociación Española de Bioneuroemoción)

CP-2 PNL (Programación Neurolinguistica) e Hipnosis Ericksoniana aplicadas a la Biodescodificación (Bioneuroemoción).

CP-3 Formaciones Específicas en Biodescodificación (Bioneuroemoción)

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viernes, 12 de octubre de 2012

¿Podemos sanar el pasado?


  
  Quizá ya lo sepas, pero es preciso comentar cómo funciona el cerebro y algunas otras informaciones para comprender qué podemos hacer ante las situaciones pasadas que dejaron huellas en nuestra vida.
  Ordenemos las “ideas”: el cerebro es un órgano con funciones complejas que recibe una gran cantidad de estímulos a los que debe procesar y decidir qué hacer con ellos en cada momento. Una vez que el estímulo se repite lo suficiente, el cerebro procede a grabarlo en sus redes neuronales, de manera que ya no tendremos que pensar  ante un estímulo similar, porque la respuesta surge de manera automática.
  En principio, esta forma de aprender es muy útil, porque imagina, si cada vez que  te tienes que poner los zapatos, tuvieras que aprender cada movimiento para hacerlo… o, si cada vez que pongas en marcha tus piernas para andar, tuvieras que estar pendiente de un pie y luego del otro…., te calzas casi sin pensarlo, y caminas sin siquiera darte cuenta, son acciones que en su momento se grabaron a fuerza de repetición y ahora surgen de manera automática: automatismos.
  También grabamos por experiencias traumáticas, situaciones extremas que dejan una huella profunda en el cerebro.

  Ahora bien, con respecto a los aprendizajes automáticos por repetición, que son muy útiles en muchas  ocasiones en la vida diaria y nos apoyan en la adaptación al entorno, presentan el inconveniente que en ocasiones hay respuestas “negativas” a estímulos “inofensivos”, y esto se debe a las programaciones hechas a edades tempranas, en la niñez, en las que carecíamos de juicio y aceptábamos las cosas como nos las presentaban, y ahora, tiñen las experiencias en la vida adulta, ya que vemos el mundo  a través del filtro de nuestros condicionamientos.

  Estos “modelos” de funcionar (creencias en el merecimiento, en el deber, en cómo soy y cómo debo ser, en cómo me veo, etc.), hacen que interprete la realidad en función  de las experiencias pasadas.
   Así surgen las “reglas” para relacionarme con los otros, los apegos, las dependencias emocionales, y la respuesta que espero de los demás tiene que coincidir con las expectativas que grabé inicialmente, y entonces, creo que el mundo debiera ser de una manera determinada, que la gente se debiera comportar del tal otra manera, y que las situaciones deberían ser como yo quiero….etc.
  Despertamos en los otros, la respuesta que se corresponde con las creencias arraigadas en la infancia. Así uno atrae de acuerdo a lo que tiene grabado para “confirmar” ese sistema de creencias.

 Los pensamientos generan un tipo de emociones; cada emoción que experimentamos, produce una química que circula por todo el cuerpo por medio de “neuropéptidos”.  Como lo explica la neurobióloga Candace Pert (quien llamó a estos neuropéptidos ”moléculas de emoción”), cada célula se comunica con las demás y todo el cuerpo sabe lo que está pasando. Candace dice que nuestras emociones deciden “a qué vale la pena prestarles atención”.

 ¿Por qué siempre emprendemos la misma clase de relaciones, o atraemos el mismo tipo de jefes, o discutimos por las mismas cosas, o hacemos las cosas de una misma determinada manera….?

  Cuando pensamos o interpretamos algo, el hipotálamo libera al torrente sanguíneo, el péptido que corresponde al estado emocional, cada célula tiene receptores en su superficie que están abiertos a la recepción de estos neuropéptidos, así que todo el organismo es afectado por el estado emocional.
  Cuando los receptores de las células sufren un “bombardeo” constante de péptidos, pierden sensibilidad, y necesitan de más péptidos para estimularlos, esto nos torna  adictos a los estados emocionales.
  Cuando atravesamos experiencias emocionales repetidas, similares, que dan lugar al mismo tipo de respuesta emocional, nuestro organismo  desarrolla  la necesidad de este tipo de experiencias (adicción).

  Esto explica el porqué nos cuesta tanto cambiar y crear ciertas respuestas emocionales, es por esa inconsciente adicción a los distintos sentimientos, que la persona se ve condenada a repetir comportamientos, haciéndose adicta a la combinación de sustancias químicas que son propias de cada sentimiento que inunda el cerebro con cierta frecuencia.

  Estamos neurológicamente condicionados por nuestras experiencias para ver el mundo y estamos preprogramados para relacionarnos con los demás; con lo cual, se impone la necesidad de cambiar nuestros modelos internos, reprogramar nuestro cerebro, nuestros patrones emocionales, que nos afectan negativamente en nuestra vida.

  Lo bueno, es que esto es factible, el cambio es posible. Las nuevas investigaciones en neurociencias, hablan de la capacidad plástica del cerebro: plasticidad cerebral, podemos “cambiar el cableado”, reordenar las conexiones entre las células o redes neuronales (neuroplasticidad), como también el cerebro puede producir nuevas células cerebrales (neurogénesis) en cualquier edad de la vida; estos son dos descubrimientos revolucionarios de las neurociencias, que puede cambiar la manera de abordar la vida, la salud.

  Candace Pert dice: “En el mundo de la profundidad de nuestra bioquímica, se encuentra nuestro potencial de cambio y crecimiento”.

  Este cambio lo podemos hacer con la relajación, visualización, meditación, cambios en el estilo de vida, en la interpretación de los acontecimientos, hacer cosas nuevas y creativas, ejercicio físico, risa, baile, etc.
  La relajación, es uno de los primeros recursos de los que disponemos para afrontar el estrés. El Dr. Benson (más de treinta años investigando los efectos de la relajación en la recuperación de la salud), nos confirma que hasta incluso los hábitos más perjudiciales, podemos cambiarlos utilizando la relajación para conseguir el éxito en cualquier programa de autosugestión que nos propongamos seguir (S.M.Maruso).   

  Nos preguntamos cómo puede ayudarnos la relajación a la hora de cambiar hábitos, de renovar la mente, mejorar la salud, transformar el estilo de vida, cuando  durante años formamos circuitos neuronales que controlan la forma en que pensamos, sentimos y actuamos...... Conociendo las actividades diferenciadas de los hemisferios cerebrales (derecho e izquierdo), para poder cambiar los circuitos neuronales, es necesario una coherencia o sincronicidad en la actividad eléctrica entre ambos hemisferios.  En nuestra vida diaria, predominan las ondas Beta, hemisferio izquierdo (lógica, análisis, cálculo, etc.), estos circuitos son los que nos dicen que  "no podemos cambiar".
   Mediante la relajación y la meditación, podemos influir en la disminución de la frecuencia cerebral a un estado Alfa, donde  se favorece la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales, y la mente se vuelve más suceptible a ser cambiada, pudiendo aumentar la plasticidad del cerebro, instalar nuevas conexiones, aumentar la creatividad, fortalecer la voluntad, reforzar los efectos de la psicoterapia, abandonar pautas de pensamiento destructivas, reducir los niveles de ansiedad y expandir la vida espiritual. 
   
  Es importante confiar en la sabiduría interna del cuerpo: el inconsciente tiene mucho poder, así que podemos trabajar sobre él para cambiar y sanar; tengamos en cuenta que los automatismos están grabados en él y que las mayoría de las cosas entran por sugestión, por imágenes, reforzando el sistema de  creencias.

  Para el cambio, es muy importante tener en cuenta que, en lo que pensamos reiteradamente, en donde ponemos la atención, es aquello en lo que nos convertimos, desde el punto de vista neurológico; es decir, las neurociencias afirman que podemos moldear, darle forma al marco neurológico por medio de la atención repetida que le dedicamos a algo.

  Es importante cambiar nuestro estado mental, y como consecuencia nuestro cerebro. Generalmente, solo cambiamos cuando una situación nos resulta muy molesta, nos incomoda mucho, cuando vemos nuestros deseos frustrados; otras veces, necesitamos tocar fondo para emprender el cambio.

*           Lo primero, para sanar toda esta carga del pasado, es el darnos cuenta que actuamos automáticamente, por medio de hábitos y modelos adquiridos, en base a viejos condicionamientos que tiñen la situación actual con experiencias dolorosas antiguas, repitiendo patrones; y luego elegir respuestas nuevas, frescas, para obtener resultados diferentes.
              Si pretendo tener nuevas experiencias, tengo que  hacer las cosas 
              de manera diferente.
*      Se trata de llegar a la raíz de nuestra herida; soltar lo que halla quedado “atrapado”, utilizando el poder del amor y la comprensión de que así como nosotros funcionamos condicionados, con nuestros propios dolores, historias, los demás también lo hacen desde su óptica y condicionamientos…. Tengamos en cuenta que el cerebro establece lazos con quienes nos rodean y estos lazos nos afectan emocionalmente.
*       Es importante tener en cuenta el poder del perdón en un proceso de sanación, de transformación. Hay una gran cantidad de estudios y experimentos sobre ello. Muchos de los patrones dolorosos del pasado se fijaron en todo nuestro sistema con  carga de culpa y vergüenza, y al perdonar, dejamos de enjuiciar al otro y a nosotros mismos, liberándonos y transformando la angustia, el dolor, la tristeza y la rabia, en Amor.
*     Otro aspecto importante a tener en cuenta en un proceso de sanación, es la gratitud, el agradecer, nos induce a sensaciones profundas de bienestar, además  abre tu consciencia a la abundancia en todos los niveles y te ayuda a conectar con lo que sí tienes, en vez conectar con tus carencias.
*     También es muy importante, darle un sentido positivo a tu vida, un propósito que puede ser algo simple, pero que te haga vivir plenamente, encontrar esa “melodía única y personal”, cada uno de nosotros posee talentos que nadie más tiene en igual medida, y podemos expresarlos de una manera única, que difiere de la manera en que lo haría otra persona.
Los efectos fisiológicos que produce este “vivir con sentido la vida”, está probado mediante estudios científicos, estimula la producción de endorfinas (tranquilizadores del cerebro), beneficia el sistema inmunológico (que está muy conectado al cerebro), etc.  

Resumiendo

** En general, actuamos de manera mecánica y condicionada en función de modelos y hábitos que adquirimos en la niñez,  y que fuimos fortaleciendo durante la vida.

** Los pensamientos y patrones emocionales, generan una determinada química en nuestro organismo, haciéndonos adictos a estados emocionales.

** Nuestra sanación física y emocional están interconectadas, una influye en la otra.

** El cambio no es un proceso fácil, es necesario hacernos responsables de nosotros mismos.

** Vemos la realidad según nuestros ”programas internos”, el asentar nuevos patrones, supone dejar “caer” antiguas estructuras que ya no nos funcionan y crear nuevas, pensando de manera diferente, haciendo las cosas de manera diferente; eligiendo donde enfocar la atención.

** Es muy importante darle un sentido positivo a nuestra vida.

 Todo esto conducirá a modificar las redes neuronales, y cuando actuemos durante un tiempo con las nuevas maneras de ver y actuar, se grabarán por repetición, recuperándonos de las adicciones emocionales, creando una vida más saludable, y un entorno mejor.

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domingo, 7 de octubre de 2012

Entrevista al Dr. Mario Puig



- Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid.  Estoy casado y tengo tres niños.  Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid.   Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia.  Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico.   Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa).

- Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: Son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.

- Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional.  Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.  Hay que entrenar esa mente.

 -Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
 -Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.

- ¿Psiconeuroinmunobiología?
 -Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

 -¿De qué se trata?
 -Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

 -¿Qué tipo de cambios?
 -Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
 -Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir  cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
 -Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente -no más razonable- llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

 -¿Dice que no hay que ser razonable?
 -Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

 -Exagera.
 -Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

 -Más recursos...
 -La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

 -¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
 -Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

 -¿Seguro que no exagera?
 -No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
 -Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
 -¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
 -Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: La percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

 -¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
 -El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

 -La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
 -Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el  entrenamiento de la mente.

 -Déme alguna pista.
 -Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro.  El mayor potencial es la conciencia.

-Ver lo que hay y aceptarlo.
 -Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste, persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.
             "SEAMOS EL CAMBIO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO”