Cuando estamos
confrontados con un gran shock, que nos hace subir muy alto en el estrés, la
biología se pone a buscar el suceso que fue el más chocante en todo nuestro
pasado, toda nuestra memoria, e inmediatamente va a sacar una solución de
supervivencia.
Es un poco como si el
cerebro fuera un cajón de carpetas; las que se usan más a menudo son más gordas
y están colocadas delante. Y cuando sucede un acontecimiento brusco y chocante,
es como si una mano buscase en el cajón, muy rápidamente, la carpeta más
voluminosa, más importante, la que sobresale, incluso si no está en absoluto
adaptada al acontecimiento actual. En ese momento, en esa circunstancia, no
sirve de nada, pero es un recuerdo de una antigua solución de supervivencia.
Para ilustrar este
fenómeno, contaré la historia auténtica de este enfermero que trabajaba de
noche en un hospital. Un deceso se produjo en su servicio. Puso el cuerpo en la
cámara fría, y a la mañana siguiente, volviendo allí, encontró sentado el
cadáver pidiéndole un desayuno y una manta porque tenía mucho frío. En un
instante, el enfermero inició una ictericia.
Estudiantes en
medicina habían querido gastar una broma a una de sus compañeras. Habían puesto en su cama una
pierna quitada a un cadáver, y disimulado un talky-walky en su cuarto para oír
su grito en el momento en que se acostaría. Esperaron, pero no hubo ningún
sonido en absoluto. A la mañana siguiente, cuando llegó a la universidad, sus
cabellos se habían vuelto completamente blancos.
En un caso de
hiperestrés, los dos acontecimientos (el antiguo y el actual) no están
vinculados por una creencia idéntica o una emoción similar, sino únicamente por
el nivel de estrés excesivamente elevado. Hay aquí una memoria vinculada al
estado. El estrés, liberando la adrenalina y el cortisol, conecta la memoria de
un recuerdo durante el cual la persona estaba en esta misma impregnación
hormonal. Sale entonces la misma reacción que la que se había tenido antaño,
incluso si hoy, el shock o lo experimentado no tienen nada que ver. Hay una
reacción inmediata sin siquiera pasar por un experimentado de cólera,
desvalorización o pérdida, etc.
Cada ser humano tiene
un modo de reaccionar que le es preferencial.
Es exactamente la
imagen del carro que corre en el camino, y cuyas ruedas ahondan siempre en el
mismo lugar. En terapia, se intentará conocer este carril de nuestra
fragilidad, ahí donde se cae más frecuentemente. Cuanto más se pasa por este
carril, más inconscientes serán la creencia y lo experimentado. La persona ya
no tiene consciencia siquiera de estar desvalorizada, enfadada u otra cosa.
Reacciona inmediatamente. En la terapia, se buscará hacer subir a la
consciencia lo que ha sido engramado en la memoria en un momento dado pero que
ya no vuelve a la superficie. A veces encontramos mecanismos de defensa muy
poderosos, porque nos acercamos entonces a alguna cosa muy dolorosa.
A partir del shock,
la biología entra pues en el estrés, y esto para hallar una solución. Varios
casos de figura se presentan:
1era. posibilidad.
En el ciclo ultradiano,
cada 90 minutos, el individuo pasa por una fase de estrés (llamada
ortosimpaticotonia o simpaticotonia) a una fase de relax (parasimpaticotonia o
vagotonia). La fase de estrés dura aproximadamente 60 minutos y la fase de
descanso, de relax, de recuperación, aproximadamente 30 minutos.
2da. Posibilidad.
El ciclo circadiano:
Si los conflictos no pudieron resolverse en los 90 minutos, hay esta gran fase
de relax y reparación que es el sueño, que debe permitirnos recuperarnos de
todo el estrés de la jornada. Los sueños tienen por función, entre otros,
clasificar, liquidar, incluso resolver los conflictos del día o de los días
precedentes.
3ra. Posibilidad.
Nuestra biología no
puede permitirse quedarse en un estrés duradero.
Si aún no se ha
hallado solución, trabajará con economía, limitando este estrés, limitándolo a
una parte del cuerpo solamente, del cerebro o del psiquismo. No es bueno para
el resto del cuerpo que todos nuestros pensamientos estén obsesionados por un
conflicto, que nuestro cerebro esté en “sobrevoltaje”, que dejemos de dormir y
de digerir…
La solución entonces
es hacer caer el estrés en la biología inconsciente, psiquismo, cerebro, cuerpo
y energía. Al no haber sabido hallar una solución, esta gestión del estrés pasa
al inconsciente, aunque solo fuera para poder comer, dormir, vivir. Sino,
morimos.
Entonces, ya no hay
más que una pequeña parte del psiquismo,
cerebro, cuerpo y energía interna que están en este estrés, la
ortosimpaticotonia.
El inconsciente, es
la suma de todos nuestros aprendizajes, incluidos los aprendizajes positivos.
En su polaridad negativa, el inconsciente no es más que la suma de todas
nuestras situaciones no acabadas, no liquidadas.
Físicamente y
psicológicamente, guardamos. Ya no se habla de la cosa con palabras, no se
expresa pero se imprime, porque no se ha encontrado solución, o porque no se
puede hablar de ello.
En cualquier síntoma,
hay lo que yo llamo una pantalla de humo.
Cuando alguien se
presenta con un síntoma, el que sea, sabemos que en alguna parte, hay un
rechazo, porque la cosa era demasiado dolorosa y que no había solución.
En terapia, llevamos
a la persona ahí donde no quiere, no puede o no sabe ir: en su oscuridad, la
famosa cámara negra que es el inconsciente.
Es primordial para el
terapeuta y el paciente tener consciencia de este fenómeno, de esta realidad
que se llama a veces, en psicoanálisis, fenómenos de resistencia, que son
inconscientes, involuntarios, pero que se explican también de modo biológico.
Los conocimientos de
la función biológica de cada órgano (lo que llamamos el desciframiento) de cada
enfermedad, permite a la persona acceder a este dato inhibido, atravesar la
pantalla de humo. Por ejemplo, frente a un problema tocando los pulmones, en
seguida, gracias al desciframiento biológico, en la pista de un conflicto de
miedo a la muerte.
Para problemas óseos,
se sospechará inmediatamente una desvalorización, etc.
Con este
desciframiento, es más fácil hacer que el paciente recobre los sucesos
escondidos, fuentes de estrés:
-Una vez que la
palabra de lo experimentado está pronunciada,
-Cuando se ha dado
ejemplos de otros pacientes que tuvieron este mismo
experimentado.
-Contando metáforas,
historias de animales.
Hay una autonomía de
la emoción y de la creencia, detrás de la pantalla de humo. Pero el
inconveniente es que con el paso de los años, esto ya no sirve de nada. Un
comportamiento que en un momento fue vital para la supervivencia, puede
volverse del todo inútil o incluso molesto algunos años más tarde.
Durante la guerra, una
persona pudo establecer comportamientos de desconfianza y de sospecha en
relación con todo el mundo, y esto puede haberle permitido sobrevivir. Pero 50
años más tarde, seguir desconfiando de todo el mundo puede ser un límite y un
gran obstáculo. Se llama esto una paranoia.
La terapia consistirá
de algún modo a enseñar al inconsciente que la guerra ha acabado. La persona
sólo irá en sus problemas si sabe que puede salirse de ellos, que puede
aportarles remedios.
El umbral sensible
Alguien puede estar
con síntomas de fase de reparación, sin haberse dado cuenta el haber tenido
síntomas en conflicto activo, Esta
noción de umbral sensible puede presentarse en varios casos de configuración:
1. Alguien hace un conflicto pequeño, vive
una pequeña contrariedad.
Si se queda en un
nivel infra umbral sensible, no hay síntomas, la persona
no se da cuenta de
nada. Pero cuando resuelve este conflicto, puede hacer una reparación muy
brusca, aguda, con síntomas de curación muy sensibles, visibles, que pasan el
umbral infra sensible.
2. La persona hace un shock grave. Síntomas
aparecen al cabo de algunos días, luego llega a una solución rápida, brusca,
con síntomas importantes.
3. La persona hace un shock fuerte, con
síntomas importantes.
Resuelve muy
progresivamente. Hace una curación infra umbral sensible, sin signos visibles,
sensibles.
4. La persona tiene un pequeño conflicto, con
una pequeña solución progresiva. No se da cuenta de nada, no hay síntomas. Pero
acaba de vivir un conflicto programador.
Puede ser útil
también saber que gente puede estar en conflicto activo, o en solución, sin que
haya síntomas.
5. Pero si toman cortisona, una droga, o un
producto muy excitante, pueden expresar una enfermedad que pasaba hasta
entonces desapercibida.
El terapeuta, que es
un detective, debe tener consciencia de esta realidad para saber en dónde está
el paciente, ya que en terapia será necesario encontrar el conflicto, la fecha
del shock, y la de su solución. Esta noción de umbral sensible permite también
hacer comprender a los pacientes que pueden muy bien resolver su conflicto sin
tener forzosamente síntomas de curación problemáticos.
El tiempo biológico
Un conflicto debe
arreglarse en un tiempo más corto posible. En la naturaleza, hay que encontrar
rápidamente una solución concreta. La enfermedad está aquí para darnos un plazo
adicional de supervivencia. Si carecemos de alimento, el hígado puede empezar a
almacenar lo poco que comemos de modo a conservar una reserva de energía para
una futura búsqueda que nos permitirá encontrar una caza más importante. Si
consumimos todo en seguida, por ejemplo si gastamos todo nuestro dinero, ya no
tendremos con qué poner gasolina en el coche para ir hasta el INEM y buscar un
empleo…
La función del nódulo
en el hígado es pues la de hacer una reserva a la espera de hallar una
solución, una fuente de alimento. Este nódulo es una oportunidad suplementaria,
pero no significa que vaya a sustituir el alimento: será necesario hallar y
encontrar el alimento, sino morimos de hambre.
Hay así un plazo, un
límite. Si se sobrepasa este límite, o sea si no se acaba de resolver su
conflicto, se muere, o bien nos enganchamos a una prótesis o una ortesis, que
puede ser una medicina, una operación, todo lo que permite la medicina para
prolongar la vida, la comodidad de vida.
C. Fleche
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