Estos, se convierten en ciclos inscritos memorizados en nuestras células. El método científico simple y remarcable que Marc Frechet ha desarrollado, nos permite tomar consciencia de nuestros propios ciclos memorizados, responsables de la repetición de los eventos de nuestra vida.
Cuando sufrimos un gran shock y se genera un conflicto que no se resuelve, el cerebro lo va a guardar como un programa y lo va a meter en la memoria celular, como una creencia destinada a repetirse en el tiempo, a través de otros eventos que tendrán en común resentires parecidos.
Nuestra vida es entonces, el resultado de creencias limitantes, que se alimentan de nuestros miedos, o creencias potenciadoras, que se han desarrollado durante eventos primarios de nuestras vidas desde el vientre materno.
Hay una suerte de ley biológica que desea que reproduzcamos únicamente eso que hemos vivido. Así mismo, un evento positivo y espectacular, va a engendrar en el futuro, eventos cuyos resentires sean los mismos.
Este ciclo es espacio-temporal. Un recuerdo se activa (pluri) anualmente. El día del aniversario de… es como si el cerebro se acordase, es como una relectura inconsciente del acontecimiento traumatizante pasado.
El sentido biológico de esta relectura es proporcionar, mediante la puesta en situación del acontecimiento, una oportunidad extra, para aportar una solución diferente y más adecuada.
Por ejemplo, una experiencia vivida de una caída en bici, podrá conducir al cerebro a generar un evento como el de una perdida financiera, en la que el resentir será también esa impresión de caerse, y esto ocurrirá en una fecha matemática precisa que coincidirá con la fecha del evento primario.
En la naturaleza todo es cíclico, el día y la noche, las estaciones, el frío y el calor, etc. Al trabajar con los orígenes de nuestras programaciones, podemos liberar eso que se encuentra detrás. Es ir a la raíz.
No olvidemos que sobrevivir es ante todo adaptarse y que debemos cambiar, aportar soluciones a lo vivido por nuestro clan, a través de nuestra descendencia.
En la naturaleza todo pasa o ¡se rompe! Todo el que no se adapta, desaparece.
Cómo sería la repetición: un conflicto ocurrido a los 5 años de edad, y no resuelto, tendrá tendencia a reproducirse a los 10 años, los 20 años, los 40, los 80, si sigue sin resolverse.
Hay que tener en cuenta que, cuando una persona vive un bio-shock, es como si una parte de esta persona, dejara de crecer desde el instante del shock, es como si se hubiera congelado allí y todo lo demás ha crecido. Y mientras esta parte de nosotros se halla bloqueada en este instante, es ella la que está pilotando. Ya no somos nosotros los que decidimos. De manera que el exceso, siempre es la firma de un conflicto:
cuanto más desproporcionado e irracional es el comportamiento de una persona, más se halla en una realidad inconsciente, ya no está en la realidad de hoy, se vuelve a otra realidad.
Si un hecho más bien menor conlleva una gran patología, podemos sospechar que hay una reactivación de un antiguo conflicto importante, no resuelto y escondido.
Es como si un reloj biológico interno, que recordase todo lo que hemos vivido, y sin necesidad de que tengamos que pensar en ello conscientemente, nos sacara de nuevo de lo vivido, este tipo de conflicto para que podamos arreglarlo.
Como decía C. G. Jung:
“Todo lo que no remonta a la consciencia, vuelve en forma de destino”
Así como:
“Aquello que el yo no consiguió incorporar, es patógeno”
La toma de consciencia de estos esquemas de repetición, es la primera terapia, y la mayoría de las veces, es suficiente para parar el proceso.
Además sabemos que, si la memoria se transmite de generación en generación, no es para destrozarnos la vida, es por el instinto de supervivencia.
Si en una generación pasada había solo una persona en peligro, va a transmitir la información de peligro a la descendencia, para que pueda adaptarse y sobrevivir.
Por lo tanto vamos a llevar memorias de historias que no hemos vivido.
Recuperar el poder de nuestra vida, es reconocer que somos responsables de lo que hemos vivido desde que hemos nacido, de que tenemos todo el poder para cambiar en este momento. Mientras no llegamos a esto, no soltamos lo “retenido traumático”. Es en este punto donde podemos resolver nuestros conflictos y sanarnos.
Si soy responsable de algo, tengo todo el poder para cambiarlo.
Quieres aprender más:
es la memoria celular la que reproduce el bienestar o lo contrario? Tienen algo que ver las rutas?
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