La biología no sabe, no puede hacer, y no
hace la diferencia entre una información que viene del interior del cuerpo (por
ejemplo ostras averiadas en el estómago), una información que viene del
exterior, o que viene del pensamiento, como durante el sueño.
El animal sólo posee las dos primeras
opciones: vive sus conflictos en lo real únicamente, debe por lo tanto
encontrar soluciones reales.
El humano puede vivir los sucesos en sentido
propio o figurado, porque puede transponer todos sus vividos por lo
experimentado, en lo biológico. Es el único que puede hacer conflictos de
origen imaginario.
El símbolo es un mínimo de soporte para un
máximo de información.
Si dibujo un corazón, si dibujo un pene, un
tótem, una casa o una flor, esto resume muchas cosas. Si dibujo un billete de
banco o un cheque de un millón, esto también simboliza muchas cosas. Al estar
limitado nuestro cerebro (en cierto nivel), funciona por lo simbólico.
Una historia de amor en el cinema, entre
actores que en la realidad no se aman, puede arrancarle lágrimas como durante
su primer disgusto amoroso. Se está en lo virtual, un virtual que fabrica
síntoma, que se vuelve cuerpo.
La solución en el animal es concreta: huir,
atacar, hallar un territorio, disimularse, simular.
En el humano, la solución puede ser concreta o
simbólica. Ya que el símbolo nos hace vibrar, nos hace sufrir, puede también
curarnos. El cerebro cae en la trampa del símbolo. Por lo tanto hacer un acto
simbólico es una trampa para la biología. Para la biología, el símbolo es la
cosa. Una carta, una palabra, pueden curar.
Por
descuido, un hombre se quedó encerrado en un almacén frigorífico. Lo encontraron
al día siguiente muerto de frío. En realidad, el refrigerador no estaba conectado,
Pero él no lo sabía.
El tiempo.
Para la biología el tiempo no existe. Solo
hay un solo tiempo, es el momento presente.
Estoy en casa, estoy muy bien y recibo una
carta de mi propietario que me anuncia que la casa se pondrá en venta dentro de
dos años… Me siento triste. Ya estoy fuera. El futuro no existe; estoy en la
emoción.
Me anuncian que tengo una enfermedad muy
grave, y ya me veo muerto.
El futuro no existe, la emoción está vivida
en presente.
El
pasado no existe tampoco, pero el tiempo se paraliza en el momento del golpe.
Cuando se halla delante de un ascensor, el
que tiene fobia no ve a este ascensor, no está en el presente, sino en el
recuerdo de un incidente que sufrió cuando era pequeño con su madre, o incluso
en su vientre.
Cuando oigo la voz de mi jefe que grita
contra mí, no estoy en el presente: mi biología está en contacto con el pasado,
un pasado desagradable en el cual la voz autoritaria de mi padre me
aterrorizaba.
Si es un colega que me habla muy suavemente,
estoy en el pasado, en contacto con la voz de mi madre que me cantaba canciones
dulces al dormirme.
El tiempo no existe para la biología. Los
recuerdos como los proyectos están emocionalmente en el presente.
Christian Fleche
me alegro te aporte el espacio! un abrazo
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