Tendemos a rechazar el dolor, huir de él y a buscar el placer…solemos
temer al dolor y nos resistimos a él, intentando a toda costa eliminarlo, o
distrayéndonos para no sentirlo, no nos han educado a escuchar el cuerpo, es
mas, muchas tradiciones espirituales hasta pretenden negarlo, no darle
importancia, cuando es por medio de nuestro cuerpo que podemos acceder a los
mensajes que el alma tiene para nosotros, el síntoma es una guía preciosa,
valiosa de que es lo que “no anda bien” en nuestro interior, un mensaje que si
no logramos descifrarlo, a veces va a
peor, originando un sin número de enfermedades ….
Nuestro comportamiento reactivo, nunca resuelve el dolor, el malestar.
Echamos a correr en la dirección opuesta, alejando nuestra atención de la zona
en que experimentamos el dolor, hacemos todo lo que está a nuestro alcance para
aniquilar nuestra conciencia de esta experiencia con pastillas, alcohol, etc. Intentamos
resistirnos a la experiencia y reprimirla mediante algún tipo de control y de
sedación.
Pero este comportamiento reactivo, nunca resuelve el dolor, simplemente
lo reprime y pospone para otro momento.
Inevitablemente el dolor o malestar reaparecerán posteriormente y
seguirán intentando captar nuestra atención, o aparecerán bajo otro aspecto en
cualquier otro lugar.
Podemos transformar el dolor,
podemos escuchar sus mensajes, podemos aprender a escucharnos y buscar la
coherencia entre lo que pienso, siento y hago.
A medida que crecemos y nos convertimos en adultos educados, “condicionados”, aprendemos a no escuchar, no le
damos tiempo a nuestro organismo para que pueda procesar el dolor de una manera
natural, al resistirnos al dolor o buscar erradicarlo sin más (lo cual no
significa que no podamos tomar un medicamento, o alguna terapia para
aliviarlo…), no le damos la oportunidad de transformarlo.
El dolor es un síntoma, una señal de alerta acerca de un fenómeno más profundo. Tenemos que tomar la decisión de enfrentarlo y escuchar lo que tiene para decir y enseñarnos.
Se
trata de desaprender lo aprendido, de desandar lo andado, y aprender nuevas
maneras de interactuar con el dolor, nuevas maneras de pensar, nuevos hábitos
saludables, para recuperar la vivacidad, vitalidad, la salud.
Ejercicio para aprender a estar presente en el dolor:
* Busca una postura cómoda, puede ser sentado o
tumbado, permítete sentir el dolor físico o emocional que está presente en ti en este preciso
momento.
* Toma consciencia de tu diálogo interno, lo que te dice tu mente en este momento.
Permite tus pensamientos, obsérvalos, no los juzgues, no los rechaces, observa
cómo tu mente intenta evitar la incomodidad analizando, justificando, dándole
un sentido.
Presta atención a tu cuerpo, a las sensaciones que percibes en él y a las
emociones, así como son, sin analizarlas.
* Ubica en qué parte del cuerpo sientes la sensación, la emoción. Déja que suceda
mientras observas los cambios que se van procesando en tu cuerpo, sólo permite
y observa respirándolos, sin intentar controlar
* Podrás sentir diferentes sensaciones, que van
variando, emociones que se intensifican para luego calmarse, permítete ese
sentir, sólo observando y dejándote fluir con el proceso, confía en la
inteligencia natural de tu cuerpo, toma consciencia que no eres esas
sensaciones, emociones, sentimientos, eres el que observa ese ir y venir,
permitiendo que tu cuerpo procese….
* Esto puede durar de unos pocos minutos a media hora o algo mas..
Pasado el proceso de entrar en contacto
con tu cuerpo, tus emociones, etc. puedes descansar para integrar lo
experimentado, puedes llevar un diario donde anotes las experiencias..
Para
transformar el dolor físico/emocional,
se requiere presencia, atención y permitírselo. Así aprendemos a ser
conscientes de los patrones de pensamiento, creencias profundas que alimentan
los estados emocionales produciendo contracciones y dolores físicos.
Al estar presentes, mas rápido ocurre la
transformación, mas información nos llega para poder autoconocernos y mas
tomamos consciencia que somos mas que todos estos mecanismos que activan las
emociones, vamos aprendiendo a salirnos de los condicionamientos, de la
vergüenza, la autocondena, de los miedos…para conectar con lo que realmente
somos, con nuestra esencia.
Toma
consciencia:
* ¿Quién es el que experimenta lo que está siendo
experimentado?
Intenta no perder la atención a las sensaciones del
cuerpo, no tienes que cambiar nada, sólo observa….
Al hacerlo de esta manera, puedes utilizar la
experiencia para conectar con la realidad, con tu Ser.
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