El ser humano es
comparable a una vasta morada que posee numerosos cuartos, salas, corredores,
cavas, graneros, recovecos y mazmorras. Algunos de esos lugares ya no son
visitados por el propietario, quien redujo su espacio de vida a algunas piezas.
Ya no pone su conciencia sino sólo en esos lugares….; los demás espacios se
convirtieron en dominio del inconsciente.
Pero de esos lugares
provienen voces que transmiten órdenes, mensajes, exhortos. En ocasiones,
surgen conflictos, órdenes contradictorias, por ejemplo, entre la cocina y la
cava. La cocina es un lugar donde colocó su conciencia; tiene deseos de comer,
no sólo para sobrevivir de manera elemental, sino para obtener placer, pero de
la cava le llega un mensaje según el cual no hay que comer, sin dar ninguna
razón. O, por razones olvidadas, quizá para defenderse de una madre tóxica. Del
granero llega otro mensaje, como el que hay que comer para complacer a
mamá…Existe un conflicto entre estos mensajes contradictorios, lo cual implica
un comportamiento que provoca sufrimiento, una doble obligación.
Cada uno de nosotros
siente la necesidad de vincularse; requiere, para funcionar y estar en
equilibrio general, que las informaciones circulen en el interior de la morada ¡con
todas las ventanas abiertas!.
Hay pacientes que han
vivido una experiencia muy fuerte, un trauma, acompañado por miedo a morir
cuando tenían uno o dos años de edad, en su nacimiento o incluso en la vida
intrauterina….estas personas tienen cuarenta o cincuenta años de edad en la
actualidad. Saben cómo es lógico que no
van a morir en el nacimiento o en un bombardeo, sin embargo, una parte de
ellos, no lo sabe. El psiquismo está dividido por mecanismos como el rechazo o
la disociación.
Una experiencia muy
fuerte, que produce un trauma, desborda las capacidades de contención y de
integración del psiquismo, el cual no puede integrarla en la estructura de la
personalidad sin poner en riesgo de una amenaza de desestructuración. Esta experiencia forma en el interior de la
psique, un cuerpo extraño. Se encierra en una habitación aparte, la cual no se relaciona con el resto del grupo
interno. Es un mecanismo de disociación que se moviliza para permitir la
supervivencia del sujeto.
Pero en ciertas
ocasiones, en ciertas situaciones, ese cuerpo extraño va a ser reactivado y
toma la parte central de la escena psíquica y propicia el surgimiento de
descargas emocionales, de comportamientos bizarros en los cuales el sujeto no
se reconoce a si mismo y, sobre todo, a las enfermedades.
Es uno de los efectos
del trauma y del mecanismo de disociación. Y es toda la experiencia con sus
componentes de recuerdos emocionales, afectivos, temporales, espaciales, cognitivos,
etc., la que forma una especie de guión que está enquistado en la psique y
desintegrado del resto de la personalidad.
Esta parte de la
psique, puede tomar decisiones, hacer elecciones profesionales o sentimentales,
del comportamiento o somáticas (enfermedades)… decisiones que no toman en
cuenta al resto de la estructura ni al mundo exterior, y que pueden incluso
estar en conflicto o en oposición con los demás componentes de la personalidad.
C. Fleche
Para integrar, te
acompaño en el proceso..
CONSULTAS PRESENCIALES
Y POR SKYPE
Juana
Ma. Martínez Camacho
Terapeuta
Transpersonal
(Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)
Especialista en Bioneuroemoción
(Instituto Español de
Bioneuroemoción)
Facilitadora Internacional CMR
(Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)